Excelente noticia ha sido la llegada la gran pantalla de una película que verse sobre el universo Bruguera, a fin de cuentas, la piedra de toque del cómic en España. Desde Malvadas no queríamos dejar pasar la ocasión de hablaros un poco de la película y del artista al que encarna Santiago Segura, al gran (valga la redundancia) Manuel Vázquez.
Este artista hubiera encajado sin lugar a dudas dentro de la filosofía malvada; es más, nos hubiera dejado absolutamente como vainillas, puesto que tiene mucho mérito algunas de las isinuaciones de sus corrosivas páginas en plena época franquista. Dotado de una gran imaginación, su trazo no era detallista, pero estaba dotado para la caricatura y bajo su aparente sencillez, se escondía un narrador de primera.
La cinta de Óscar Aibar plantea una biografía edulcorada de la vida de este dibujante, cuyo peculiar estilo de vida (polígamo, jugador, encarcelado varias veces, moroso por devoción...) no puede hacer otra cosa que enamorar a sus biógrafos. Conocido es el peculiar estilo de actuar y de ser de Santiago Segura, un showman que a buen seguro no puede hacer de Hamlet, pero verdaderamente, como se ha declarado varias veces en San Sebastián, con permiso de "Muertos de Risa", quizás estemos ante la película que mejor saque su talento a relucir. Segura se ha sentido muy cómodo con Vázquez y eso ha redundado en beneficio de la cinta.
Muchos de los datos arrojados son verdaderos, aunque hay errores de continuidad muy matizables. Nuestro buen amigo Chespiro, uno de los mejores conocedores de Mortadelo y Filemón y de los primeros años de Bruguera, queda invitado a hacer una entrada con todo detalle. Seguro que aprenderemos mucho, aquí le lanzamos el desafío, que a buen seguro aceptará. Enrique Villén, uno de los mejores actores secundarios de nuestro país, muy conocido por sus apariciones en televisión, encarna al editor brugueriano, pobre presa de los mil desfalcos de Vázquez, a quien probablemente le hubiera provocado insomnio haber cumplido algún día con los plazos de entrega o haber pagado sus deudas.
Probablemente teniendo en cuenta que muchos de ellos siguen vivos o en reciente recuerdo, Aibar, que ha trabajado durante años en el guión hasta obtener un metraje perfecto (106 minutos, ni mucho ni poco, duración perfecta para una tragicomedia), se han preferido mostrar los puntos oscuros de la editorial (empleo de negros para los artistas más populares, derechos de propiedad de los personajes, etc) en un personaje ficticio, Peláez, encarnado por un Álex Ángulo en estado de gracia y cómodo con Segura en la pantalla. La clave de tener a Peláez es que si a los que Vázquez engaña nos cayeran bien, no tendría gracia el asunto.
Como no podía ser de otra manera, el más productivo de todos los lápices de Bruguera tuvo su representación, Manolo Solo encarna al entrañable Francisco Ibáñez, una de las mejores trayectorias del cómic europeo. En ocasiones se ha dicho que Ibáñez redujo los complejos esquemas de Vázquez, recogiendo aquello que al otro genio, ya fuera por vagancia u otros motivos, no supo sacar todo su fruto.
Suavizando posturas, Aibar y su equipo muestran una relación afectuosa aunque distante de los dos genios, un duelo de estilos y hasta filosofías de vida (el genio de la improvisación y el hombre al que las musas le visitaban a las tres de la mañana después de haber producido la monstruosa cantidad de 20 páginas a la semana), que sin embargo no esconde una mutua admiración. "Haces muy bien las narices", le diré el personaje de Segura al botones aspirante a pincel.
Con música setentera de Mastretta y fotografía tipo Cuéntame por parte de Mario Montero, "El Gran Vázquez" es una adorable historia picaresca sin ninguna pretensión seria que termina llegando, te identificas con el artista y la persona, especialmente su difícil relación con sus esposas e hijos, destacando Mercè Llorens, quien en cierto sentido hace de "todo en uno", ejemplificando rasgos de todas las mujeres que se cruzaron en la vida de este don Juan feo, católico y sentimental, que diría Valle-Inclán.
Buscándole defectos, se echa en falta que no se hubiera ahondado más en algunos de los aspectos más dramáticos de Vázquez (sus problemas familiares, su estancia en presidio...), tal vez la película se hubiera tenido que italianizar a la hora de combinar mejor el más puro drama con la carcajada, escogiendo siempre la segunda en este caso. Pero es un producto hecho con cariño y admiración, eso se nota y es verdaderamente un soplo de aire fresco en el panorama del cine nacional, contando un aspecto nunca lo suficientemente estudiado del arte de las viñetas peninsulares.
El final de la cinta (que no desvelaremos por respeto a los interesados que aún no hayan podido ir, ¿a qué demonios estáis esperando? ¿Habremos de llamar a Garte para que procedáis?), es absolutamente entrañable y deja con ganas de más, lo mejor que se puede decir de cualquier cosa en esta vida. La resolución con el abrazo a rotri más bonito jamás visto, cierra un círculo excelente, con la última putada (sin perdón) del dibujante más vago y talentoso de toda la Historia, un tipo que dibujó cuarenta viñetas en las esquinas para engañar a su editor, que "mató" hasta en tres ocasiones a su padre para cobrar un adelanto, un tipo idolatrado por sus compañeros y odio por sus jefes...
Diferente, el último bohemio de Bruguera, el más genial de los caraduras... el más caradura de todos los genios. Simplemente... By Vázquez.
FIRMADO: Marcos R., El Tesorero Malvado que trabaja en Industrias Leví.
2 comentarios:
que bien escribes marcos viva tu
Viva yo, XD, ahora en serio, gracias equipo.
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