BY IBÁÑEZ

Pocas excusas son necesarias durante un verano para justificar una visita a Málaga, ciudad soleada y costera, revestida de una simpatía natural. Ni que decir tiene que la presencia de Francisco Ibáñez era razón más que suficiente.
Con la siempre necesaria y agradable presencia de Chespiro (a mi modesto juicio el creador del mejor blog que hoy por hoy tenemos sobre Mortadelo y Filemón, lo cual es decir mucho, teniendo en cuenta la feroz competencia en la esfera de internet), la jornada fue una delicia, no os aburriré con detalles de las magníficas playas malagueñas o de darse una vuelta por sus calles, me centraré en el apartado corresponsal de que el autor de cómics español más universal volvió a visitar territorio andaluz.
Como siempre os decimos, ver a Francisco Ibáñez conducirse ante este tipo de exhibiciones (que realmente deben de ser fatigosas para un hombre de su edad), es un clinic y un ejemplo de obligado visionado para todos los jóvenes (y no tan jóvenes) que quieren iniciarse en este mundillo. Siempre comienza con un cortés agradecimiento mientras avanza acompañado de su equipo a la mesa donde con disciplina espartana se dedica a dibujar Mortadelos, Filemones, Bacterios, Ofelias, Súpers... etc.
Es indudable que una colección con tantas décadas a sus espaldas ha tenido muchos altibajos, es inevitable y ley de vida. No obstante, admitiendo momentos muy tensos con editores y etapas oscuras y hasta de peleas con los mandamases por la propiedad de los personajes que era creación suya, la carrera de Ibáñez solamente puede ser calificada de deslumbrante. Probablemente el gran truco de este autor que empezó de botones en un banco sea su ética de trabajo de una mula, aunque discrepo mucho de los que no lo consideran precisamente un tipo con talento. Es cierto que no supera al irreverente Vázquez en genialidad y acidez, o que su compromiso de valores es mucho menor que del elegante Escobar, por no decir que a lo largo del cómic español ha habido autores que le han superado claramente en el terreno de plasticidad artística. Pero a largo plazo, si yo tuviera que empezar una editorial de cómics con capital ilimitado y con máquina del tiempo, haría dos cosas, hacer que Ramis y Cera nacieran antes para gozar de su talento en la época dorada del cómic hispano y ver hasta dónde podían llegar y fiar buena parte de la rentabilidad de mi empresa a un Ibáñez con 20 años.



Junto con Les Luthiers, los Rolling y muy poquitos casos contados, creo que apenas existen garantías hoy en día de lleno como lo hace este veterano dibujante y guionista. No caben sorpresas, su manera de saber estar y esos aires de sabio despistado con los que enmascara su timidez hacen que mucha gente lo considere un tipo de una pieza. La cola de ayer fue muy interesante, lectores entre la veintena y la cuarentena, criados por él en materia de tebeo, abueletes con sus nietos, muchachas góticas cuya primera lectura probablemente fueran el calvo y el tipo de los dos pelos... Una capacidad única para sobrevivir en el feroz mercado al que está hoy sometido nuestro querido mundo del cómic.
No quiero que se me entienda mal ni que esto parezca un elogio desbocado y poco razonado. Como lector asiduo, hay muchas cosas que me podrían hacer hablar de cosas que veo mejorables en Mortadelo, Rompetechos, Pepe Gotera y Otilio y un amplio etceterá, no obstante, en mi balanza global, solamente puedo decir chapeau. A pesar de tener una edad jordaniana (23), uno sigue sintiéndose un poco un niño grande cuando tiene el Súper-Humor número 1 firmado por el tipo que tantas carcajadas nos ha hecho dar, discípulo aventajado de la Escuela franco-belga y de sus maravillosos precursores bruguerianos (lean "El invierno del dibujante", por favor, no se arrepentirán).
Junto con la imprescindible tertulia del amigo Chespiro durante la típica cola de rigor que se pasó volada, pudimos conocer gente interesante, los siempre leales foreros de la TIA y yo, particularmente, pude tener la más sana de las envidias hablando con un muchacho que se disponía a poner su recién firmado Ibáñez con un lápiz original maravillosod e Carlos Pacheco del Doctor Doom.
Sí señores, el mundo de las viñetas es muy grande. Cabe de todo, desde dos agentes de la TIA a tiranos lavterianos, para un abanico de público de todas las edades... Y por eso, por gente como Ibáñez, nos gusta coger la pantalla portátil del ordenador y darle a las teclas en aporreo que intenta ser litetario, o coger un lápiz y garabatear... Afición. Simple y llanamente.

3 comentarios:

Slonza dijo...

Menos mal que es un aporreo de teclas lo que dices que haces; porque para que tú digas que te acercas a, no sé, Cervantes por ejemplo, es que lo superas con creces ;). Delicioso artículo, Viejo, la verdad es que leerte es siempre un placer!

Easmo dijo...

"Sí señores, el mundo de las viñetas es muy grande. Cabe de todo, desde dos agentes de la TIA a tiranos lavterianos, para un abanico de público de todas las edades... Y por eso, por gente como Ibáñez, nos gusta coger la pantalla portátil del ordenador y darle a las teclas en aporreo que intenta ser litetario, o coger un lápiz y garabatear... Afición. Simple y llanamente. "

Aquí te ha poseído el dios de la literatura ¿eh?. Grandísimo colofón a toda la reflexión.

El Viejo dijo...

Muchas gracias a vosotros, de verdad.